miércoles, 12 de diciembre de 2007

¿Dónde está el caganer?

El belén o más conocido en Catalunya como el Pessebre inunda el centro de algunas ciudades españolas para ofrecer un pasatiempo extra a los transeúntes que disponen de unos minutos de evasión del bullicio navideño. Los niños y los ancianos son los que más disfrutan de la estampa. La inocencia infantil, patente en la cara de los más pequeños, es visible durante varios momentos del día ante la valla de seguridad que protege el trabajo artesanal de los pessebristes.
El de Barcelona se encuentra en la plaza Sant Jaume entre el Ayuntamiento y la Generelitat.

Desde hace unos años, el consistorio de la ciudad crea un concurso para que jóvenes diseñadores presenten sus propuestas para dicha creación navideña. En esta ocasión, los ganadores han sido unos alumnos de jardinería con el proyecto Essència, que pretende hacer reflexionar a los voyeurs callejeros sobre la esencia de la Navidad en la ciudad y en el campo.
Hasta aquí ningún problema.
La inquietud empieza a aflorar en las conversaciones de los visitantes del lugar. "¿Dónde está el caganer?", se preguntan unos a otros. En los pesebres de Catalunya existe la tradición de colocar la figurita de un pastorcillo con barretina (típico gorro rojo y negro catalán) haciendo sus necesidades escondido cerca del nacimiento.


Este año no se encuentra por ninguna rincón de la elaborada creación.
El ayuntamiento, justo antes de empezar a construir la representación navideña, obligó a los artistas a que no colocasen la figura porque fomenta una acción incívica! ¿Hasta donde llegarán las autoridades barcelonesas con la ordenaza del civismo?
Esto ya es demasiado.

1 comentario:

xavier pericay dijo...

Hola, Núria,

El teu comentari no està malament. Però, a part de les fotografies amb què l'acompanyes, el text podria haver aparegut molt bé en un diari qualsevol. Vull dir que no has usat els recursos tècnics digitals -els links de tota mena-.

De cara al treball d'avaluació, hauries de mirar de servir-te'n amb normalitat.

Cordialment,

Xavier